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RECEPTÁCULO
DE TALAVERA.

Un espíritu noble, debe estar contenido por la magnificiencia de un cuerpo a la altura de su carácter: belleza, forma, color y emoción. Por eso, el recipiente donde habita nuestro elixir, está concebido por alfareros poblanos, maestros de la cerámica que moldean desde hace 500 años, un estilo que da dignidad y honor a nuestra cultura. La talavera, es el escultural cuerpo que contiene un alma pura.

BOTELLAS HECHAS POR MANOS
ARTESANALES POBLANAS

La talavera es un tipo de mayólica (loza común con esmalte metálico) La auténtica talavera de Puebla sólo proviene de aquel estado, específicamente de las localidades de Puebla de Zaragoza, Atlixco y Cholula, debido a la calidad de las arcillas que ahí se encuentran y a la tradición de su manufactura, que se remonta al siglo XVI.

El diseño de las piezas está estrictamente regulado por la tradición. La pintura debe sentirse al tacto con una ligera elevación sobre la base. En sus comienzos sólo se empleaba el color azul cobalto, que era el pigmento más caro y también muy buscado, no sólo por prestigio sino porque aseguraba la calidad de toda la pieza. La talavera es la más destacada de la tradiciones artesanas. Sólo se emplean barros naturales y no barros tratados químicamente. Su delicada manufactura y fragilidad, ya que una pieza se puede romper en cualquier momento, hacen a la talavera tres veces más costosa que cualquier otra pieza de cerámica.

Los colores empleados en su decoración son el azul, amarillo, negro, verde, naranja y malva. Cada pieza es hecha a mano en torno, y el vidriado contiene estaño y plomo, como son elaboradas desde la época virreinal.

El proceso de la elaboración de la talavera es complicado y prácticamente no ha cambiado desde la temprana época virreinal. El primer paso es mezclar arena negra de Amozoc y arena blanca de Tecali. Es entonces lavada y filtrada para quedarse con las partículas más finas. Esto puede reducir el volumen en un cincuenta por ciento. En seguida la pieza es modelada a mano en un torno, y dejada a secar varios días. Viene entonces el primer cocido, a una temperatura de 850 grados Celsius (1562,0 °F). Tras comprobar que no tiene fisuras o defectos. Se aplica el vidriado inicial o fondo blanco-marfil. Posteriormente, el decorado se pinta a mano. Finalmente se expone a un segundo cocido para endurecerlo. Este proceso puede llegar a tomar tres meses para la mayor parte de las piezas, pero en algunas puede durar hasta seis. El proceso es complicado a un grado tal que durante la época virreinal los alfareros encomendaban las piezas con oraciones especiales durante el proceso de cocimiento.

Hoy en día, sólo las piezas provenientes de zonas designadas y de talleres específicos que han sido certificados están permitidos para llamar a sus obras talavera. La certificación es emitida por el Consejo Regulador de la Talavera, cada empresa certificada debe pasar por una inspección bianual de sus procesos de fabricación. Las piezas son sometidas a 16 pruebas elaboradas por laboratorios certificados internacionalmente.

El 17 de marzo de 1995 se publicó en el Diario Oficial de la Federación la resolución mediante la cual se otorgó protección a la Denominación de Origen “Talavera de Puebla”.