CAJA SAGRADA
DE OLINALÁ
Por fuera, una obra sublime realizada por las manos de artesanos guerrenses que cuentan su historia, entre colores, su selva y su fe. En su interior, se encuentra un tesoro, el cual, sólo algunos elegidos podrán dejarse hechizar por su aroma que está vivo y que en cada apertura deja salir el viento místico de sus bosques, de la zona más alta de Guerrero.
NO ES UN EMPAQUE,
ES UNA HERMOSA PIEZA DE ARTE
Olinalá (guerrero) 1994. Esta denominación es aplicada a la artesanía de madera que se manufactura con materia prima del municipio de Olinalá, Estado de Guerrero. La materia prima que se utiliza para fabricarlos, proviene del árbol de lináloe (Bursera Linanoe), un arbusto de madera aromatica que se da de manera natural en las localidades de dicha region. La madera del linaloe es muy apreciada para la fabricación de olinalá por su característica fragancia, dicho árbol emana un maravilloso y refinado perfume / aroma muy peculiar y apreciado. Para potenciar este olor, se debe de someter al árbol, aun en vida, a un proceso de «cala» que consiste en hacerle varias incisiones longitudinales al tronco con un machete. Con esto se provoca que el árbol mande la savia a la herida. Este procedimiento se realiza durante la estación lluviosa, en los meses de agosto y septiembre. La savia y el agua reaccionan, y generan una textura «veteada» o «marmoleada» de manchas oscuras en la madera, que es precisamente el aceite esencial oloroso tan deseado.
En el laqueado o barnizado, la piedra dolomita, llamada tóctetl, es el componente más importante (90%). Es una roca que abunda en la región, se extrae y se deshidrata en fuego, para luego molerse en un metate hasta hacerse polvo y se mezcla con carbón de encino (llamado nanche), que le confiere el color negro, o pigmento de color. Los pigmentos se obtienen de diferentes fuentes, todas naturales, como pétalos de flor o cochinillas. La segunda capa es el tecoxtle, un oxido de hierro que se mezcla con aceite de chía (chamate) y sirve como agente aglutinante. La tercera capa es el texicaltetl o tezicaltetl, que es carbonato de calcio. Este se mezcla con la tierra o tono deseado y al producto resultante se le llama tlapezole. El aceite de chía y el tezicaltetl son las materias que le dan brillo al barniz. Todas las capas deben quedar uniformes, con, por ejemplo, bruñidores de cuarzo, y una vez acabado el lacado se deja reposar de 10 a 15 días, cuando se pasa al rayado.
El rayado, desdibujo, vaciado o recortado son formas locales de llamar al esgrafiado, que consiste en dibujar haciendo incisiones en la laca con una pluma de guajolote en cuya punta lleva insertada una espina de maguey o de huizache. Cada dibujante tiene su estilo, aunque los motivos más recurrentes son flora y fauna.
La artesanía de Olinalá incluye a menudo la incrustación de metales preciosos, como oro o plata, que se realiza agregando una fina capa del metal sobre el lacado y el rayado, y requiere de los utensilios necesarios para la joyería y la manipulación de metales (pomazón, pinzas…)
La última parte es el pintado. Se usan pinceles con punta muy fina, hechos de pluma de guajolote en cuya punta hay insertada un pelo de gato. Gracias a ello se pueden pintar motivos muy elaborados, que llegan a cubrir la totalidad de la superficie de la caja o mueble. Se usan pigmentos naturales en polvo mezclados con sisa, es decir, pintura al óleo. En este caso también cada pintor tiene su estilo propio, aunque las flores suelen ser el motivo más frecuente. Las formas abstractas, geométricas y los animales también son muy comunes. Los dibujos son sencillos de estilo naif y muy coloridos, lo cual hace un bello contraste.
El arte del olinalá esta muy asociado a las comunidades indígenas de la zona, principalmente de habla náhuatl y tlapaneca.
Para la conservación y promoción de esta artesanía, en 2013 se fundó la Unidad de Capacitación para el Trabajo de Olinalá (UCAT Olinalá)
El 5 de septiembre de 1994, el Diario Oficial de la República anunció la protección de la artesanía de Olinalá como Denominación de Origen (DO). Esta denominación supone el compromiso del Gobierno de México en el rescate, la preservación y la promoción de este arte prehispánico.